Exploraciones Diagnósticas
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Ciencia y  Salud (Revista Época)

Afecta ya al 10% de los pacientes con la enfermedad por reflujo gastroesofágico, caracterizada por acidez en el estómago, ardor y regurgitaciones. En el 0,5% de los casos puede derivar en cáncer

Cada día son más frecuentes los pacientes que acuden a la consulta de Digestivo porque padecen una sensación de quemazón que asciende hasta la garganta. En ocasiones presentan episodios de afonía o incluso cuadros asmáticos o respiratorios. Todo esto se engloba en lo que se conoce como enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE, por sus siglas), que está motivada por una sobreexposición anormal del esófago al contenido ácido. La ERGE y sus consecuencias son un problema que se ha incrementado en los últimos 25 años de manera considerable.

La ERGE patológica puede llegar a provocar la aparición del esófago de Barrett. Esta es una condición, que no enfermedad, en la que las células que recubren internamente el esófago (escamosas) se ven reemplazadas por otras, denominadas columnares especializadas. En la gran mayoría de personas con Barrett nunca se desarrollará una lesión maligna en el esófago. Actualmente, se considera que el adenocarcinoma aparece sólo en el 0,5% de estos pacientes cada año.

El objetivo fundamental del tratamiento del esófago de Barrett es detener el daño producido por el ácido. La mayoría de pacientes debe saber que ciertos comportamientos o alimentos incrementan el riesgo de reflujo ácido. Y aunque este no vaya a desaparecer por completo con el tratamiento, el especialista prescribirá aquella medicación que reduzca la cantidad de ácido del estómago lo máximo posible.

Además, existen otros tratamientos no farmacológicos, como los endoscópicos, la mucosectomía endoscópica –en caso de presencia de carcinoma–, la cirugía e incluso la radioterapia o quimioterapia en casos más avanzados, todos ellos con resultados muy buenos.